martes, 29 de abril de 2008

Organizarnos: Tierras Urbanas

Si nos organizamos y conocemos nuestros derechos, la tierra es nuestra...

Departamento de Pastoral Social de la Diócesis de San Carlos de Bariloche

Equipo Patagónico de Derechos Humanos

Pastoral de Tierras - Virgen Misionera

EL PROBLEMA ACTUAL DE LA VIVIENDA
El acceso a la tierra para nuestra vivienda es un Derecho Humano fundamental que hace a nuestra calidad de vida y a nuestra salud física y mental.

Por eso, tengamos en cuenta que el estado (municipio, provincia, nación) está obligado por las leyes y los tratados internacionales: a garantizar las condiciones para que todas las familias lleguemos a acceder a un techo seguro y digno con los servicios básicos (agua, electricidad, gas), a que tengamos la mayor seguridad posible en la tenencia (algún papel que nos avale) y a permitirnos disfrutar de una vida en comunidad. Para eso tiene que poner en juego hasta el máximo de los recursos de que disponga.

La necesidad de ocupar:

Al no encontrar otra solución, muchos tuvimos que ocupar algún terreno que encontramos libre para hacer nuestra casa y tener así un lugar propio.

Esto nos obliga a vivir en una situación precaria y a sentirnos bajo la amenaza permanente de desalojo por no saber quien puede ser el dueño, no pudiendo tampoco esmerarnos demasiado en hacer las mejoras necesarias para una vida digna ante el riesgo de tener que irnos de un día para otro.

Además de esto, tenemos que enfrentar la discriminación por parte de algunos vecinos y, para colmo, la persecución del sistema judicial.

La organización como forma de afrontar la situación:

Somos muchos los que estamos en esta situación, y para poder luchar por las cosas que todos necesitamos, tenemos mucho más fuerza y más ideas cuando nos juntamos y trabajamos entre todos. Tengamos en cuenta que cada uno por su cuenta casi nunca llega a ningún lado y es mucho más vulnerable.

En gran parte de las ocupaciones nos fuimos juntando para formar una organización de los que estamos en la misma situación, con lo que podemos trabajar más y mejor y ayudarnos unos a otros, gestionar las cosas en conjunto y ver cómo avanzamos, poniendo los criterios de justicia nosotros mismos para ver a quienes se ayuda primero y cómo conviene hacerlo.

La organización también nos ayuda para afrontar las situaciones injustas y para presentarnos ante los funcionarios del estado, teniendo en cuenta que éstos están obligados a escucharnos y a buscar soluciones en conjunto con nosotros.

A ellos podemos proponerles que dicten ordenanzas de excepción, que se dicten leyes de expropiación o de suspensión de desalojos, que sus técnicos presten colaboración en terreno sobre las necesidades que nosotros mismos les marcamos, etc.

¿Cómo nos organizamos?

Cuando las familias son pocas, lo más normal es que en los primeros tiempos nos juntemos todos en asamblea varias veces por semana, compartiendo las experiencias, votando entre todos los pasos a seguir y repartiéndonos las tareas según las posibilidades de cada uno.

En cambio, cuando son muchas las familias es difícil juntarlas a todas, y una de las maneras mas comunes que tenemos para organizarnos es formar una pequeña comisión de delegados elegidos por los vecinos de cada lugar, sea por manzana o por ocupación. Esos delegados tienen que ser los que más ganas tengan de trabajar para el grupo, con mayor vocación de servicio y que puedan llevar adelante la voluntad de los vecinos, con lo que además contagian de entusiasmo los demás.

Esa comisión es la que debe organizar las actividades para que participen la mayor cantidad posible de vecinos, reunirse periódicamente, buscar información, hacer gestiones ante el estado y las empresas de servicios, capacitarse para saber cómo actuar en cada caso y para informar a los vecinos, etc.

Si estamos bien organizados y bien informados va a ser muy difícil que nos pasen por encima. Si aprendemos lo suficiente nadie mejor que nosotros va a poner las ganas necesarias para luchar por lo que nos corresponde.

Nuestro propio censo:

Una de las primeras tareas que surgen siempre para la organización tiene que ver con hacer nosotros mismos el censo de la cantidad de familias, el lugar de cada una en cada manzana, cómo está integrado el grupo familiar y qué necesidades tiene cada casa, qué tipo de construcciones pudimos hacer, etc.

También podemos averiguar los datos más accesibles sobre quien figura como titular de los terrenos, qué deudas de impuestos tienen, si hay algún embargo, etc.

Sólo en la medida en que nuestra organización lo disponga y siempre y cuando resulte útil para mejorar nuestra calidad de vida, compartiremos estos datos con las direcciones del estado que correspondan.

La experiencia en la región andina:

En la zona urbana de Bariloche, más de 1600 familias han tenido que ocupar terrenos en estos últimos 6 meses, siendo más de 3000 las que viven en una situación de tenencia precaria.

La mejor opción que pudimos adoptar fue la de organizarnos internamente en cada una de nuestras ocupaciones y juntarnos con los representantes de las demás conformando la “Coordinadora Intertomas” y constituyendo un verdadero movimiento por el derecho a la tierra, empezando con más de 13 barrios distintos con problemas muy parecidos.

Gracias a esto, nos contenemos entre nosotros, diseñando en conjunto los pasos a seguir hacia adentro y afuera de la organización.

Nos presentamos juntos ante los funcionarios del gobierno y les planteamos nuestra situación y nuestras necesidades, logrando la sanción de ordenanzas tales como la creación del Consejo Social de Tierras y del Banco Municipal de Tierras, proponiendo ideas al estado para armar nuestros barrios, encaminar nuestra situación legal y lograr de a poco la conexión a los servicios básicos para todos.

Gracias a la organización encontramos lugares donde reunirnos para compartir nuestros problemas, pensando y gestionando las soluciones en conjunto, defendiéndonos de las injusticias y proyectando entre todos cómo tiene que ser el lugar que queremos.

También logramos el apoyo de organizaciones y profesionales que nos asesoran y acompañan en nuestro proceso, así como de técnicos del estado nacional a través de la Subsecretaría de Tierra y Hábitat Social.

Experiencias parecidas se vienen dando en El Bolsón y otras ciudades de la región, donde distintos grupos de familias se han organizado al ocupar la tierra en que viven y resuelven sus problemas en la asamblea donde se juntan todas las semanas.

¿Qué pasa cuando la tierra es del estado?

Cuando el terreno es propiedad del estado (municipio, provincia o nación) tengamos en cuenta que el gobierno no puede promover nuestro desalojo judicial porque los tratados de derechos humanos se lo prohíben, siendo su responsabilidad el encontrar las formas de regularizar nuestra situación.

Para eso tiene que relevar las ocupaciones, analizar la situación social de la gente y sus demandas, ver qué se necesita con más urgencia y diseñar, en combinación con la organización que conformemos, cual es la mejor manera de transferirnos esas tierras.

También puede declarar la emergencia habitacional o dictar ordenanzas especiales para nuestra radicación definitiva. Una posibilidad es que haga boletos de compraventa individuales o que ceda la tierra a nuestra organización, sea a través de la forma de una cooperativa, de una asociación intermedia o de otra forma jurídica que resulte útil y conveniente.

¿Qué pasa si aparece el dueño?:

Es bueno saber que por más precaria que parezca nuestra situación, nadie tiene derecho de desalojarnos violentamente ni de amenazarnos por estar en nuestra casa.

En todo caso, si el terreno es privado y aparece el dueño, éste intentará acercarse para hacernos saber esa situación, para lo cual es importante también contar con el apoyo de la organización para que no esté solo el vecino que reciba la inesperada visita.

Siempre en buenos términos, es conveniente saber primero si los papeles que dice tener son los que corresponden (boleto de compraventa o escritura), para esto es importante que los delegados se capaciten y, si es necesario, consulten con algún abogado amigo.

Sólo si la persona demuestra ser el dueño, es importante que entre todos los presentes le puedan explicar la situación, siempre pacíficamente, para ver cuales son las posibilidades de llegar a algún tipo de acuerdo que le sirva a ambas partes.

Distintas posibilidades:

Por ejemplo, una solución posible es que se le pueda ofrecer un pago en cuotas accesibles para esa familia, teniendo en cuenta las mejoras que ya se hicieron (limpieza de terreno, alambrado, platea, etc) y descontándole las deudas que tenga el terreno (impuestos, servicios, etc.).

Para eso, nuestra misma organización puede llegar a contar con fondos recaudados por actividades comunitarias para ayudar a salir del paso a esa familia, prestándole parte de lo que necesita o ayudándola a que los consiga.

Otra posible solución es que se pueda ofrecer a ese dueño otro lugar alternativo del barrio para instalarse en donde aún queden terrenos sin ocupar. Por supuesto dependerá de su voluntad, pero ante situaciones así muchos son los que han aceptado, frente a la posibilidad de quedarse sin nada.

Sólo en última instancia, y si resulta imposible cualquier tipo de acuerdo, siempre y cuando ese dueño precise de ese terreno para instalar su propia vivienda y tengamos pocas cosas hechas en el mismo (por ej: limpieza o alambrado, o una casilla trasladable), podemos considerar la posibilidad de un traslado a otro lugar que nos pueda habilitar nuestra propia organización.

¿Qué juicios nos pueden iniciar?

Recién después de todo eso, no llegando a ningún acuerdo y si aún así decidimos no movernos, el dueño podrá iniciarnos un juicio de desalojo, del que se nos tiene que notificar con un oficial de justicia. En la cédula (notificación) tiene que venir una demanda por escrito en la que figurará un plazo para contestar y poner nuestros argumentos, para lo cual tenemos que nombrar inmediatamente un abogado que nos defienda.

También es posible que el dueño nos denuncie ante la justicia penal por usurpación, para lo cual también tendremos derecho de defendernos con un abogado cuando nos cite el Juez a declaración indagatoria.

Tengamos en cuenta que nunca hay que declarar ante la policía aunque ésta lo pida. Si nos citan de la comisaría o el destacamento, será solo para notificarnos que existe una causa judicial o para avisarnos que el juez nos citó a declarar, pero nunca tenemos que declarar en la comisaría.

Para esto, siempre el paso previo es que venga una comisión policial a hacer una “constatación” en el lugar, para lo cual hacen un pequeño informe de las obras que ven construidas y piden datos de los que vivimos en la casa. En ese caso, dar sólo la información de que se pertenece a la organización del barrio y que se dirijan al delegado, que estará capacitado para estos casos.

Como vemos, si todos tenemos esta información y nos encontramos bien organizados, nadie puede venir por su cuenta a sacarnos violentamente del lugar donde tenemos nuestra casa y vivimos con nuestra familia, teniendo que seguirse siempre estos pasos legales.

La posibilidad de la expropiación:

Cuando un mismo privado es dueño de muchos de nuestros lotes, siempre existe la posibilidad de que nuestra organización gestione ante el estado (municipal y provincial) para que se declare la utilidad pública de esa tierra (por ordenanza municipal) y se disponga la expropiación a favor del estado (por ley provincial).

Es una posibilidad válida y legal para solucionar problemas complejos, teniendo el estado que indemnizar al dueño y ver las distintas maneras en que podrá regularizar luego nuestra situación, sea a través de ordenanzas de excepción, boletos, cooperativas, etc.

Cosas para recordar siempre:

1.- Nadie nos puede desalojar sin una orden escrita firmada por un Juez.-

2.- Tampoco corresponde que ese juez dicte ninguna sentencia de desalojo cuando no hubo un juicio previo en el que tuviéramos derecho a defendernos.-

3.- Sólo si un juez ordena la “restitución inmediata” (luego de una denuncia por usurpación), hay que convocar de urgencia a la organización. Para esto la policía siempre tiene que intimarnos antes y darnos un plazo, mostrándonos la orden del juez.-

4.- No debemos dejarnos asustar por las amenazas de nadie.-

5.- Nunca tenemos que entregar cosas o documentación original a gente que dice que viene a cobrarnos, cuando estamos pagando en cuotas y se nos atrasan los pagos.-

6.- Cuando pagamos alguna cuota por el terreno tenemos que exigir siempre que nos firmen el correspondiente recibo en el momento.-

7.- Nunca corresponderá que nos desalojen si estamos comprando el terreno en cuotas y ya pagamos más del 25 % de su valor, o hicimos construcciones por más del 50 %.-

8.- Siempre tenemos derecho de solicitar los servicios esenciales ante las autoridades que correspondan, tengamos o no boleto de compraventa.-


¿Qué hacemos cuando nos intimiden injustamente?

Ante cualquier situación injusta, siempre busquemos el apoyo de nuestra organización para asesorarnos, defendernos y buscar soluciones en conjunto.

Si bien no debemos responder con violencia, no podemos encontrarnos solos frente a quienes pretenden violar nuestros derechos.


Por todo lo que viene...

Sepamos siempre que:

La tierra nos dignifica y hace libres.-

No somos delincuentes ni ciudadanos de segunda.-

Tenemos derecho a nuestro lugar propio y a vivir dignamente, porque es un derecho humano fundamental y lo dicen las leyes, las Constituciones y los Tratados internacionales.

La lucha por nuestra tierra es por nosotros y nuestros hijos.-

No queremos que nos regalen nada.-

Simplemente queremos justicia.-

Sin la tierra estamos en el aire...

Algunos teléfonos útiles:

Equipo Patagónico de Derechos Humanos:

524555 – 520973 - 1541-1714.

Equipo Pastoral de Tierras:

525508 - 461375

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