jueves, 24 de abril de 2008

Toma de Tierras 10-2007

Obtenido de Argentina Municipal.

Bariloche, toma de tierras

[30/10 | 09:00 ] Síntoma y solución de una aguda problemática Las tomas irrumpieron en esta ciudad como fenómeno social organizado recién este año, impulsadas por la severa crisis habitacional y cierto oportunismo político.
Pero no constituyen un hecho absolutamente novedoso.
Bariloche cuenta con 33 tomas o asentamientos irregulares que, según el relevamiento realizado por la dirección de Tierras y Viviendas del municipio, nuclean a unas 2.740 familias. El relevamiento corresponde al municipio pero es de dudosa certeza ya que las 1.200 familias registradas como ocupantes del loteo Nahuel Hue no están ejerciendo una ocupación efectiva de las tierras.

La mayoría de estos asentamientos están concentrados en la periferia sur del ejido y el borde sureste del casco urbano, tienen una o dos décadas de antigüedad y se han consolidado como grupos barriales pese a haber surgido de un proceso de ocupación individual y paulatina: no son propietarios ni inquilinos pero se asumen como dueños de un espacio territorial y social.

Algo menos de un tercio de ese listado corresponde a las tomas nuevas que se produjeron este año a partir de una acción colectiva organizada, caracterizadas además por su masividad.

En total son unos 9 o 10 asentamientos extendidos sobre reservas fiscales, plazas y tierras privadas, nutridos por habitantes de los mismos barrios o las vecindades cercanas, con una clara organización interna. Entre estos se destaca Nahuel Hue, la toma liderada por la Federación de Tierras y Viviendas que estableció una compleja mecánica de "reserva de lotes" dentro de un grupo cerrado de personas.

La marea de ocupaciones que se registró a partir febrero es producto de la aguda crisis habitacional de la ciudad. Pero, por sobre todo, es fruto de la oportunidad política abierta desde el municipio que interpreta las tomas como una solución de hecho a una problemática sin alternativas inmediatas dentro del estado de derecho.

En diálogo con "Río Negro" la antropóloga de la Fundación Bariloche, Miriam Caram, señaló que "no resulta congruente con una política municipal de tierras seria que se alienten las ocupaciones y el municipio no haga uso de su propia tierra".

Es que la política municipal de tierras se resume a una variedad de anuncios poco precisos, entre ellos el banco municipal de tierras que no avanzó del marco teórico-normativo.

Una inercia peligrosa enmarcada en el doble mensaje de los funcionarios municipales: "la regularización va a llevar tiempo y este verano Nahuel Hue se va a llenar todo" reconoció, sin rubores, Jorge Paolinelli, director de Tierras y Viviendas. "Las tomas son la solución más inmediata al problema de la vivienda", aseguró a este diario para justificar la decisión de consolidar las toma de Nahuel Hue.

"El estado municipal dice una cosa desde el discurso pero desde las acciones dice otra" evaluó Caram.

En un reciente estudio sobre las ocupaciones de tierra urbana, Caram y Soledad Pérez (socióloga de la FB) advierten que "el déficit habitacional no se ha incrementado sustancialmente en los últimos meses" y se preguntan el porqué de la nueva modalidad.

En el trabajo -que será presentado en noviembre en el seminario Latinoamericano "Teoría y política sobre asentamientos informales"- sostienen que "la respuesta estaría en las modificaciones en la estructura deoportunidades políticas".

En su extenso análisis, las investigadoras ubican esa "modificación de oportunidades" en el contexto político local en el acercamiento del intendente Alberto Icare y el partido SUR al Frente para la Victoria, luego de la derrota electoral que sufrió junto al radicalismo en octubre de 2005.

Como en otras ciudades, las tomas en Bariloche surgen de necesidades habitacionales concretas a partir de las cuales se reivindican derechos sociales y económicos, pero se ordenan en función de los dictámenes del poder económico.

La mayoría se produjeron sobre tierras públicas o privadas residuales, vacantes, sin urbanizar y, en muchos casos, con serios problemas ambientales. Varios ex-funcionarios y técnicos consultados por este diario compartieron el criterio de que las tomas y asentamientos precarios de la ciudad no plantearon conflictos sociales de gravedad porque "la gente ocupó las tierras marginales y sectores de ejido que el poder económico reservaba para los pobres".

Sólo tres casos desafiaron esa frontera, con distinto grado de fricción social: el céntrico barrio 10 de Diciembre, Virgen Misionera (kilómetro 7 de la avenida Pioneros) y Villa Llanquihue, en la zona de Llao Llao.

Esta distribución geográfica estaba y está tan clara en el imaginario de la dirigencia local como en la misma población que responde a ese patrón socio-geográfico.

Desde el retorno a la democracia los proyectos de viviendas y urbanización social instrumentados por el Estado empujaron a la población de menos recursos hacia la periferia sur. El caso testigo más claro de esta realidad se encuentra en las 34 Hectáreas.

|| Fuente: (Diario Rio Negro)

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